Por: Carlos Fernando Villa Gómez

La problemática del fútbol en nuestro medio, que está alcanzando niveles insospechados para algunos, ha hecho que se comience a pensar en más medidas punitivas, como si con ellas se lograra solucionar la triste realidad que vive el más popular de los deportes, en nuestro caso.

El entender el mercadeo como una actividad de un área de una entidad, en lugar de considerarlo como es, como una función organizacional de todo y de todos, y haber hecho del fútbol profesional, sobre todo, una fuente de enriquecimiento antes que un verdadero deporte en competencia, por ser una actividad lucrativa en exceso desmedida (y de pronto necesitada de legislación) para unos pocos, por entender equivocadamente los principios de la oferta y la demanda, explican en parte lo que sucede.

El marketing deportivo debe orientarse hacia la búsqueda de 4 objetivos principales: lograr practicantes del deporte (aficionados y profesionales), formar aficionados y seguidores, lograr patrocinadores y proveedores e impulsar el desarrollo social que genere un mejoramiento del nivel de vida, considerando el deporte como una actividad de recreación con fundamento en competencia.

Para lograrlo, el mercadeo del deporte se fundamenta para su implementación, en el uso de las herramientas y parámetros del marketing en general, que busca formar y mantener una clientela, entendiendo que como nadie es, ni puede ser, todo para todos, existirá competencia con otros dentro del mismo deporte, y con diferentes actividades que hacen parte de ese mundo apasionante.

Implica lo anterior un proceso ininterrumpido de formación de los anteriores, que debe comenzar desde la infancia, haciendo ver el deporte como lo que es, con datos estadísticos, procesos, y eventos fundamentados en el antiguo principio aida: llamar la atención, generar interés para que existan deseos y se alcance la acción de los que se pretende que tengan un comportamiento sostenible para que pueda perdurar la actividad como debe ser.

No es pues buscar patrocinadores y que la gente acuda a los estadios; es mucho más, y muchísimo más lo que ha faltado; pero se puede, si hay voluntad. Lo punitivo, ahora, ayuda, por las circunstancias actuales, pero no es la solución.

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